martes, 8 de septiembre de 2015

Capitulo VI

Los Hombres-Bestia



El enano los guiaba por una callejuela de la inmensa ciudad de Noam, era aquel pequeño ser quien abria la marcha, seguido de Onni y de Vittoria. Aaron iba detras de ella, cargando a Isis en su regazo, a su espalda Thomas lo seguia, cuidando la retraguardia.

Thomas habia cortado su cabello como le habia sugerido el enano, lo cual le conferia un aire mas juvenil, Aaron se pregunto que edad tendria aquel hombre. No podia sobrepasarlo por mas de tres o cuatro años, seguro tendria la edad que tendria Alan. Por su parte Onni, al perder la barba, habia logrado que su rostro adquiriera una forma mas redonda, y con un ligero aire de estudipez.
Todos se habian calado unas capas negras que les llegaban hasta los tobillos, Vittoria y él llevaban la capucha puesta ocultando sus llamativas cabelleras. El enano se veia deforme bajo la capa debido al hacha que llevaba consigo amarrada a la espalda. Makâl les habia dado tambien varias dagas, las cuales guardaban junto al cinto de sus pantalones al igual que tres sacos con provisiones, cortesia del posadero ; Thomas llevaba uno de los sacos, Onni llevaba el segundo y el llevaba el tercero.ecido a llevar dos sacos a cambio de cargar con las dagas, pero Thomas habia insitido que las guardara con él, quiza lass necesitaria para protejerse, pero Aaron sabia que no tenia sentido, porque él no sabia como usar aquella arma en caso de que hubiesen problemas.

Era la segunda vez que Aaron veia la ciudad, para él era un lugar enorme. Todo lo que siempre habia visto eran las pequeñas casas en el campo, junto al lago y en los lindes del bosque, pero aquello sobrepasaba lo que él siempre habia imaginado del mundo fuera de Nox. Las apretadas casas que formaban las calles, los letreros que colgaban en algunas de ellas, indicando una herreria, o una panaderia, los establos por los que pasaban y de donde se escuchaba uno que otro relinche y sobretodo, el gran palacio carmesi que se erigia sobre todos los edificios, deslumbraban al joven pelirrojo. Lo unico que le molestaba era el olor a estiercol y podredumbre que impregnaba el aire, y la soledad de las calles. Una soledad amenazante.

— Alto, alguien se aproxima – ronroneo Isis, desde el regazo del pelirrojo.

Todos se detuvieron y giraron en el callejon que tenian a la derecha. Unos pasos se acercaban, acompañados por una discusion. Ocultos por dos enormes barriles que reposaban junto a una puerta, el grupo evito a un trio de hombres que pasaban por el lugar.

—Ya te digo que es por la calle de la hilandera a la izquierda

—No,ese no es el camino idiota, debemos tomar la calle del herrandero a la derecha y luego la calle de los gatos mojados a la derecha.

—No, estoy seguro que es la calle de la hilandera, eso fue lo que dijo el comandante de la guardia.

—¿Eres realmente estupido, o solo lo haces para exasperarme ?

—Ya callensen los dos imbeciles, es por el camino del caballero... mas bien demonos prisa por llegar. Ya quiero encontrar a esos malditos alquimistas, porque si lo hacemos Asmodeus nos va...

Las voces se alejaron, nadie movia un musculo, todos contenian la respiracion, completamente tensos. Salir de la ciudad no iba a ser tarea facil, y si lo que el enano habia dicho era cierto, tendrian que ir con mucha cautela porque desde su llegada, cada noche un grupo de busqueda se desplegaba por la ciudad para encontrarlos. Aaron miro al grupo que lo acompañaba y sintio una ola de temor por todos.

Una hora antes de salir, él habia escuchado lo que habian hablado sus compañeros, la Orden de los Alquimistas habia sido aniquilada y probablemente Onni, Vittoria y Thomas debian ser los ultimos alquimistas que quedasen en Nirvana. Aaron no queria ni imaginar lo que podria ocurrirles si los atrapaban.

Al haber pasado su vida entera en Nox, Aaron ignoraba lo que pasaba fuera, eran raros los viajeros que llegaban hasta el ultimo poblado en la frontera de Nirvana, a pesar de ser uno de los tres caminos que conducian a Arual. Pero ahora que habia dejado aquel lugar olvidado en el reino, Aaron se percataba que el mundo no era tan magico como él y su hermanita habian imaginado alguna vez.

Al pensar en Isabela, Aaron recordo lo que habia dicho el enano, hacia mas de dos años que todo esto habia comenzado... dos años... la imagen de su hogar en llamas volvio a su mente, una imagen tan real como dolorosa. Pero aquellos dos incidentes no podian estar relacionados, ¿ Como podrian tener relacion la caida del poder en Nirvana con la muerte de sus padres ? Se sintio estupido de solo pensarlo.

—Continuemos, no hay tiempo que perder, ya estamos cerca — murmuro el enano, saliendo del escondite y apresurandose a retomar la callejuela por la que los tres hombres venian de pasare. Aaron recordo repente donde se encontraba y la delicada situacion en la que se encontraban.

Vittoria y Onni siguieron al ser, sin hacer el mas leve ruido, pero cuando él se disponia a seguirlos, Thomas lo detuvo colocando una mano sobre su hombro.

—Si llegase a ocurrir algo, no te apartes de mi, yo te protegere — le susurro Thomas mirandolo directo a los ojos. Aaron sintio que la sangre le montaba a las mejillas y se alegro que fuera de noche. El joven se percato de nuevo del color de aquellos ojos como el de dos gotas de oro.

El hombre libero su mano e indico al joven de proseguir el camino tras los otros. Las palabras de Thomas quedaron resonando en sus oidos y sin saber porque sonrio mientras caminaba, pero esta no le duro mucho, en cuanto mas avanzaban, Aaron advertia que habian casas que estaban completamente abandonadas y dejadas al abandono. ¿ Qué habria sucedido ahi ? Se preguntaba el joven, lanzando furtivas miradas al interior. Asi continuaron algunos metros.

No habia logrado ver nada, pero no por ello habia ignorado el hecho de que animales salvajes habian ocupado las viviendas abandonadas. Él habia aprendido a ignorar las voces incesantes de los animales, con sus variadas entonaciones y ritmos. Era casi natural para él decidir de escucharlas o no. Desde que habia salido de Nox no habia necesitado esa capacidad de entender a los animales, sin contar que Isis era el unico animal que conocia capaz comunicarse con los humanos. Él preferia no escuchar aquellas voces en gran medida, porque sus conversaciones no eran lo mas entretenido del mundo. Basicamente, los animales hablaban de comida, de dormir y de lo que les ocurria y rara vez de lo que pasaba en el mundo de los humanos. Pero en ese momento, cualquier sonido era imprescindible, cualquier rumor que pudiese filtrarse era vital para lograr su objetivo.

El problema era que habian demasiadas voces, voces ronroneadas, chilladas y gruñidas y Aaron no lograba entender nada.

—Ya casi llegamos, alquimistas, doblando esta calle, justo al final, hay un puente que atraviesa el Bravo, una vez del otro lado solo nos quedaran cinco minutos de marcha antes de llegar al cementerio.

—Confiamos en ti Makâl, si tu nos dices que alli habra alguien quien nos ayudara a salir, te creeremos —respondio Vittoria al enano.

—¡Malditos humanos, malditos humanos! —grazno un coro de voces sobre sus cabezas. Aaron levanto la mirada y vio un grupo de cuervos que provenian del punto a donde se dirigian. Sin pensarlo dos veces freno en seco, Thomas choco con él y los dos calleron al suelo. Isis se escabullo justo a tiempo antes de ser aplastada por el hombre y el joven.

—¿Pero que haces Aaron ? — pregunto Thomas. Su rostro estaba muy cerca del de él, podia sentir su respiracion sobre el rostro. Nuevamente una sensacion de bochorno le monto a la cabeza. Los otros los rodearon y los ayudaron a levantar.

—¿Qué planeas muchacho? ¡Que nos descubran! — le pregunto el enano tirando de su cuello, haciendole caer la capucha.

Aaron miro a los cuervos posarse sobre el techo de una casa.

—¡Venir a estas horas de la noche a nuestro hogar haciendo ese escandalo, es intolerable!

—¡Intolerable! ¡Intolerable!

—He pensado que me da un ataque, cuando vi a los hombres bestia llegar.

—Y a mi
—Y a mi

—¡Te estoy hablando muchacho! Tenemos que seguir.

—Dejalo Makâl ¿qué sucede Aaron? —le pregunto Thomas.

Aaron alejo los graznidos de los cuervos y miro al grupo a su alrededor.

—¡No podemos continuar, Thomas!

—¿Pero qué estas diciendo, nos estan esperando? Pase todos estos dias organizando vuestro escape.

—¿Por qué dices eso Aaron? —pregunto Thomas

—Aaron, no tengas miedo, todos te protegeremos, Vittoria parece debil, pero no lo es. Oye no me golpees, solo bromeo.

—¿Es eso, Aaron?

—No es eso, es que...

—Alguien se acerca, metanse rapido dentro de esa casa, deprisa.

Isis los insto a entrar dentro de una de las casas abandonadas, una vez dentro la oscuridad los oculto. Por mas que Aaron escudriñaba no lograba ver nada. Isis se habia quedado fuera, oculta entre las sombras. Pasados unos minutos volvieron a escuchar pasos que se acercaban lentamente, acompañados por los gemidos de alguien quien aparentemente sufria. Aquello le dio escalofrios a Aaron porque aquella voz le era ligeramente familiar.

Unos momentos despues, dos ojos resplandecieron en la oscuridad, Isis habia vuelto.

—Un grupo de humanos llevaban al posadero

Vittoria ahogo un grito a la derecha de Aaron, quien se quedo de piedra al escuchar el anuncio de la gata. No podia ser posible, Angelo el posadero no podia haber sido atrapado.

—No puede ser posible... han descubierto nuestro plan ¿Ahora como los voy a sacar de aqui?

—¡No pierdan la calma, ya pensaremos en algo! —dijo Thomas

Todos guardaron silencio. Isis se escabullo al interior de la casa dejandolos sumidos en sus pensamientos.

—¿Makâl?

—¿Qué quieres muchacho?

—Esto... solo queria saber que son los hombres-bestia... escuche la expresion y... bueno no sé lo que significa.

—¿Donde escuchaste eso Aaron? —Pregunto Onni.

—Eh... no lo recuerdo, pero ¿Qué son?

—Nunca habia oido sobre eso, ¿tu ya habias escuchado esa expresion Vittoria? —pregunto Onni, acercandose a tientas hacia Aaron. —¡Oh, lo siento, Aaron! — Una de las enormes manos de Onni se habia chocado contra la nariz del joven.

—No, yo tampoco he escuchado sobre esos hombres-bestias.

—Pues yo si, y no solo escuchado, sino visto. Son los actuales guardianes de Nirvana, nunca antes habia visto algo asi. Aparentemente son humanos, pasan desapercibidos ante los ojos de cualquiera, pero pueden transformarse a voluntad en unas bestias enormes cubiertas de pelo, con afilados colmillos y sedientos de sangre... muchos de esos humanos fueron los responsables de la muerte de la gente de mi pueblo y del de muchos otros pueblos.

—¡Qué horror! ¿Son esas criaturas las que nos buscan?

—Hace meses que no se ven hombres-bestias en Noam, normalmente son ellos los que buscan a los posibles alquimistas, pero bueno mi gente se ocupa de eso aqui, asi que creo que todos fueron enviados a Bezul y Rakia.

Aaron sintio que su estomago se contraia en su interior, el estaba seguro de haber oido a los cuervos graznar sobre esos hombres-bestia.

—¿Quieres decir que esas criaturas podrian descubrirnos facilmente?

—Asi es muchacho

—¿A que viene todo eso Aaron? No es suficiente con estar aqui atrapados como para que agregues mas — La voz de Thomas estaba cargada de ira y Aaron se sintio culpable, pero se sentia aun mas asustado de lo que ellos podian imaginar.

Un ruido a su espalda lo hizo erizarse, varios destellos plateados aparecieron de todos lados y el ambiente se tenso en la habitacion. Aaron giro levemente la cabeza y vio a sus compañeros blandiendo las dagas y al enano su hacha. El joven sentia que su corazon iba a saltarle del pecho. Por lo que parecio una eternidad, nadie se movio, escudriñando las sombras.

—Quedate atras y no te muevas —le murmuro al oido Thomas, el joven no se habia percatado en que momento el hombre se habia colocado a su lado.

Algo cayo produciendo un ruido sordo y seco en la habitacion del lado. Casi al mismo tiempo unos gritos se levantaron en la distancia, atravezando la noche. Todos se voltiaron hacia la puerta, Aaron se vio rodeado por uno de los brazos de Thomas quien lo cerro junto a si.

—¿Qué fue eso? —Todos saltaron sobre su sitio al escuchar la voz que provenia a sus espaldas, Isis estaba bajo el marco de la puerta que llevaba a la otra habitacion. Despues de un rato en la oscuridad los ojos comenzaban a acostumbrarse.

—¡Isis, gata pulgosa, casi nos matas del susto!

La gata siseo enojada ante el comentario.

—Esto no lo olvidare humano gordo... he encontrado algo que quiza
nos pueda ayudar... Vamos


Capitulo V                                                                                                                              Capitulo VII

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